viernes, 1 de julio de 2016

Camino a la escuela.




El 31 de agosto, un vuelo desde París nos dejaba en Niza. Bien que había analizado minuciosamente en traer lo mínimo indispensable, además de los niños...claro. La maleta, tenía un sobrepeso de 3 kilos imperdonables y si no hubiera sido por el bolso que as-tu-ta-men-te había plegado entre dos ropas, la factura de 180 euros, me hubiera dolido en el alma.

Fue un viaje tranquilo, corto, que dejaba una millonada de cosas detrás, junto a 10 años de sacrificios en una ciudad con la que me peleé tantas veces para terminar amándola con locura. Fue ahí donde mejoré, cambié y volví a ser la de siempre, fue en ella donde me hice a los ponchazos* y donde desde abajo, aprendí a contar otra vez de 0, tantas veces llorando, tantas veces riendo.

Pero en la aventura que uno elige o
 más bien que la elige a una, en otro lugar, un lunes de sol que apenas me quemaba la cara, sin nubes que taparan el cielo, una ciudad que había visto de reojo hace 8 años que de lejos se parecía a mi querida Argentina pero rodeada de extraños de gente mucha gente impregnaba de un aire mediterráneo.


Las primeras horas, me zambullí en un mar de papeleos de un nuevo hogar que hasta hoy, nunca había visto salvo en fotos. No busqué sentir el "coup de cœur" *, sólo quería llegar a destino y posar las valijas.

El día había sido largo, tanto, que cuando al fin puse la cabeza en la almohada, poco pude contar ovejas y propuse que el resto de mis pensamientos florecieran conmigo mañana.

Fue la noche más silenciosa de mis 4 años de madre y la agradecí porque la necesitaba.

Al día siguiente, me esperaba la inscripción en la escuela de mi hijo mayor y nosotros veníamos de una ciudad donde las escuelas sobran (al menos cada 2 cuadras) y por ende la posibilidad de una vacante siempre es posible.
Sin embargo y aunque no lo parezca, había optado por un actitud positiva, embarcada en una aventura de pies a cabeza ponerme a pensar en negativo, evidentemente no era una decisión inteligente.

Al final y eso lo supe después, un lugar libre no sería un problema pero lo que si lo sería, la ubicación de la escuela.

Por empezar, Niza es como San Francisco, todo sube y todo baja, aquí los tacones sirven si tiene coche de otro modo, no pensarás dos veces llevar un par de ballerines* en tu cartera. Pero eso, sólo parece un detalle.



martes, 3 de mayo de 2016

Sin palabras 14.


Cuando un pequeño, se inspira de Elmer...el elefante. Sale algo así.


jueves, 7 de abril de 2016

La foto de la semana: Florecer.


     Una, de mis fotos preferidas...Una foto de primavera.


miércoles, 23 de marzo de 2016

Sin palabras 13.


Tenía un año y medio, cuando nos dimos cuenta que sus dibujos, ya no eran garabatos. Nunca lo hemos precionado, simplemente ha nacido de forma natural y eso es lo bueno.
Al principio creímos que con papel y lápiz sería suficiente, pero no.
La imaginación GRAN aliado de éste peque, puede hacer que con cualquier cosa, cree algo tan lindo, como lo es el arte.




domingo, 20 de marzo de 2016

Bienvenida primavera...

Llega el momento para ti y para mi, de RENACER y FLORECER.


lunes, 1 de febrero de 2016

La foto de la semana: Espíritu libre.



Cuando tomé esta foto, pensé en esa gaviota que se apropiaba del espacio...Libre, libre, libre y de mi espíritu, que con un suspiro volaba con ella.