El sol suspira,
Su último rayo
Y en la penumbra
De luces artificiales,
Veo la angustia nacer
Desde tus lágrimas.
Al ritmo de un llanto
Que se acopla
Mi canto desafinado
Las cobija.
Una noche,
De muchas otras,
Perdidas en un reloj
Que no marca el tiempo,
Que sólo tú y yo compartimos
Que solo tú y yo conocemos.
Esas mismas,
Donde el cansancio muere
En algún abismo
Y donde la fortaleza
Se nutre de la felicidad
De ser madre.