viernes, 15 de octubre de 2021

Una receta en tiempo récord.




-Dispuesta, a una nueva oportunidad culinaria.
-Me lancé, en la elaboración de milanesas*.
-Preparé todo lo que necesitaba
-Sonajero,
-Libro musical,
-Un oso de peluche sonoro,
-Y un chupete.



Entre el sonajero y el libro musical, corté la carne, agregué sal y pimienta.
Llevaba tres minutos, bueno cuatro.

Cuando la impaciencia empezaba a ganarle, le di el oso de peluche, mientras, yo batía el huevo junto con el ajo, el perejil y de paso, agregaba la carne.


Tres minutos más tarde, cuando ya nada, ABSOLUTAMENTE nada funcionaba.


Descubrí que le gustaba el ruido del puño que "pega" al pan rallado. Y ahí, gané dos minutos extra, hourra!!!

En 30 segundos, guardé las milanesas en la heladera, me lavé las manos y le di el último socorro...El chupete.

Me quedaban diez segundos, entonces suspir
é y luego entendí: Porque la cocina es un trabajo de profesionales.


Consejo: Para esta receta, es imprescindible estar acompañaba de un peque, sino corren el riesgo de utilizar más de 10 minutos y por lo tanto, ya no sería una receta en tiempo récord.




*Preparación de carne finamente cortada con pan rayado y deliciosas, dicho sea de paso.


     En un viernes cualquiera, riéndome de mi misma y del pasado.

martes, 12 de octubre de 2021

Si escuchas al silencio...


















Por el poder de una madre ( Los hijos).






Pensar que luego de mis experiencias como mujer expatriada para alcanzar varias, de las tan dichosas metas donde los problemas parecían "gravisísimos", donde las soluciones solo las tenía el tiempo y donde la paciencia, se negaba a hacerme compañía. Luego de un sinfín de tropezones o de mis caminatas con dos pies izquierdos, donde no creía lograr nada y donde al final poco a poco sin darme cuenta, lo iba logrando todo. 

En ese instante, en ese preciso momento, cuando la cúspide era mía y de nadie más, otra nueva etapa asomaría la nariz, luego de varios meses dentro de mi vientre...

La maternidad.

Pero no hablo de la maternidad, en la divinura* de traer un hijo al mundo o varios, sino más bien, del "processus"*de adaptación, en el camino estrecho de una mujer junto a una madre o más bien ambas al mismo tiempo, que dicho sea de paso, se pelean por ocupar un sólo e único espacio. Inventando un equilibrio dentro de una misma persona y olvidando seguido que ante todo, somos seres humanos con necesidades pero con capacidades incomprendidas hasta para el hombre, valoradas por algunos, ignoradas por muchos otros.



Ilustración Marie Crayon



Si empiezo desde el principio, la primera vez que me dolió ser madre, fue cuando la necesidad llamó a mi puerta y con poca sutileza me enseñó que mi peque, necesitaba estar en contactos con otros niños como a su vez, mi "Yo interior" hacía un buen rato, venía insistiendo con un poco más de tiempo para estar juntos.

Pero no fue fácil encontrar un lugar en las llamadas guarderias, aquí como en muchos países supongo, lograr obtener un lugar es como jugar y ganar la lotería. (Soy de una exageración sin presedentes, aclaro). Aunque nosotros no pedíamos demasiado, sólo algunas horas. Esperé más de 6 meses hasta tener una respuesta positiva.


Pero no podría hablar mal de ella, ni por el tiempo esperado ni por nada, algo por lo que hago una reverencia a Francia, en uno de sus varios aspectos que no merecen reproches y por el cual mis hijos crecen en absoluta confianza.