Recordar |
Los días sensibles de abril, traen lentamente un suave sabor amargo, del día preciso que no quisieras revivir,.
En él, se encajan las piezas de un pasado doloroso de lo que se implanta y no se quiere ir.
El dolor tan profundo de la perdida, no se parece a ningún otro.
Los sentimientos de esa bronca de lo que no podemos cambiar y el latido de las pesadillas que renacen y la lucha de querer olvidar.
Tantos imposibles se asemejan y nos envuelven pero alguien inventó las lágrimas que nos salvan del ahogo en la agonía de las penas y es ahí donde sentimos revivir.
La vida continua, ese es el lema de muchos que conocen la herida del dolor abierta, ponerla en práctica es la tarea de cada día pero se puede o se debe ya no sé.
Con los años la dimensión de lo grave de esas cosas que duelen tanto, encuentran un molde en el corazón y se asumen, no duele menos sólo se aceptan.
Las pataletas del enojo que tanto se parece a un niño en pleno capricho no sirven de nada, lo sabes!
Y al final, en esto a que todos llamamos la ley de a vida o más fácil, proceso. El tiempo lo va amoldando hasta poder encontrar el espacio que le corresponde y que al principio se ve tan tan pequeño.
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