lunes, 16 de noviembre de 2015

Paz.



Paz



Estábamos, sentados frente a la tele, lado lado en un viernes 13, parecido a cualquiera. 
Jugaban Francia y Alemania...El estadio estaba repleto de gente y fue en el minuto 17 poco después de las 21h, que escuché un ruido parecido a pirotecnia. Extrañada, pensé en lo raro de dejar gente pasar con este tipo de festejo, en realidad prohibido pero no dije nada. 

El tiempo siguió pasando y antes de aburrirme con un partido, que veía poco interesante. Las letras rojas indicando la alerta, revivieron todos los sentimientos juntos que dormían a medias desde enero. Aquella vez, me temblaban las manos y fui la primera vez que viví en carne propia, el durante y después de un atentado. 

El ruido de las sirenas, los helicópteros que ensordecían los pensamientos, apretaban el corazón y no dejaban salir las palabras. Fue ese viernes, otro, que vi a la directora del colegio llorar. Esa angustia que vuelve a un pueblo unánime, que se pega, que se transmite...que no defiende nacionalidades, ni colores. Que busca ser libre en casa y en donde sea, que busca el respeto y la tolerancia. Que no deja que los valores más puros de llenen de tierra y mueran. Porque dentro de esa tristeza, se unen las fuerzas, porque miedo es tirarse  con paracaídas y pensar que quizás no se abra o caminar en un desierto sin llevar agua. 
Miedo, no es ir a la escuela, ni tomar un café, no es ir de compras o viajar en avión, no es tomar un tren, ni caminar por las calles...

"Que la paz, no se trasforme en un lujo ni tampoco el derecho a la libertad de un simple ser humano, que sólo pide...VIVIR."



Mi humilde homenaje de quien lo canta, mejor que yo.












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