domingo, 16 de febrero de 2014

Guerra de lenguas.











A decir verdad, nunca pensé que la lengua pudiera presentarse como un problema, cuando  en la vida se todos los días, parece normal.

En realidad, no son las cosas por las que uno, se come el coco antes de venir, noooo!
Sólo con el transcurso del tiempo, uno ve lo que se va ganando pero que también, lo que se va perdiendo.

Si bien antes de venir a Paris, intenté por varios medios, no venirme a "secas", el idioma, no se aprende de la misma manera con los libros que con la vida de todos los días. Fue por eso, que tuve que llorar varias lágrimas, antes de sentir que por fin estaba hablando francés y notar menos, el ceño fruncido de la gente que intenta entender lo que no entiendo o ese sentimiento de frustración que sienten los niños cuando lo que se quiere lograr, parece imposible.

     
Al principio, aprender, se vuelve una aventura excitante, que como en un parque de diversiones, se mezclan emociones diversas, que suben y bajan como en una montaña rusa donde los trabalenguas con palabras que se inventan solas o que tienen parecido fonético, dejan la cabeza a la deriva.



Al final, no recuerdo, cuando fue que me proclamé bilingüe en todos los ámbitos de la sociedad. Porque vamos a ser claros, no se habla de la misma manera con la vecina, ni con el médico, ni con loa amigos. El "chip" se activa, los códigos son otros y el cerebro, a pesar de que tiende a volverse loco, lo logra. 

Pero así y con todo, en varias de mis batallas, me armé de paciencia y de mucho valor y hasta me reí de eso.
Recuerdo una vez, en la que mi suegra insistía, en regalarme un "payaso" 
   "Payaso"
"Paillasson"
para entrada de la puerta de casa y como luego de haberme permitido vagar varios minutos en la imaginación que delataba mi ignorancia, ella y su explicación dieron por entendido, que se trataba de un "paillasson"...
P A I L L A S S O N ( Pequeña alfombra) y no, el típico personaje de circo con nariz roja.
 Pero eso no es todo. Me costó asimilar que aquí, me sentaba en un canapé y no que me lo comía porque aquí a eso, se le llama "amuse gueule".
"Amuse-gueule"

"Canapé"









Luego, menos grave, saber que un "talon" es un taco pero no el plato mexicano ja! Sino aquel que lleva el zapato. 

Pero al final, cuando se cree que todo esta ganado porque al final de cuentas, todo esto me sirvió. Me di  cuenta, que algo se quedó en el camino y el inglés medio olvidado, intenta dar algún que otro manotazo de ahogado, entre algún que otro suspiro pero el francés toma la delantera y lo deja otra vez agonizando. Un desastre!

Pasado el duelo del inglés, al menos puedo decir que 
hoy, hablo francés pero que pasa con el español? Y bueno, ahí empieza otro problema, el de perder nuestra propia idioma. Esa duda existencial entre el ser o estar de tantos franceses que termina por incrustarse en las palabras por mas raro que parezca, utilizando traducciones de oraciones que nada tienen que ver en español y sentir que uno empieza, a hacer una ensalada para dudar de lo que se dice bien o lo que se dice mal, dejando entrever el sentimiento de la bronca irreversible que entra en guerra asumida por obligación con lo que uno ya tenía por propio, antes de nacer, la lengua materna.

Debo decir, que mi salvación llegó de la mano de la maternidad, de tener un hijo y ahora a dos, a quienes trasmitir mi cultura y con ella mi idioma, revivió el español que hay en mi, ja! Pero luego de 3 años, costó nada mas difícil que intentar hablar una lengua, cuando todo es en otra. 
Pero aunque me lleve tiempo re-adaptarse se puede y todo termina siendo algo natural y lógico o al mes eso parece, si lo escribo.

Ahora bien, no crean que es del todo fácil, mi hijo de 3 años, progresa en francés a pasos agigantados lo que no es el caso del español y si bien entiende todo, lo poco que habla lo dice con acento francés, pero qué decepción!!! 
Muchas veces escucho a mi suegra hablando en él y empiezo a tener pocas esperanzas, de que deje de "enrular" la R como lo hacen, los franceses. No es que tenga algo en contra pero un mini-argentino con acento y todo, me hubiera encantado, no lo niego!

Pequeño ejemplo:

Fíjense que el domingo nos disponíamos a salir y le pregunté si tenía el "saco"(=abrigo) puesto, a lo que me contestó que si! Sólo que al verlo me di cuenta que no era cierto. Así, curiosa se lo pregunté una vez más, mientras el me contestaba enseñando su "sac"(=bolso). 
La misma traducción, muy mal hecha que yo misma hago porque varias veces, le he dicho a mi marido, " pásame el saco", por favor! Por el bolso y no por el abrigo, claro está o no?
Ok, entonces, lo habrá aprendido de mi? 
Mmm, pienso que esto es más difícil, de lo que parece!



En fin, conclusión, en el camino de la expatriación, nos encontramos con varios obstáculos y el de la lengua es uno de ellos pero seguiré aferrada a mi cultura y mis hijos hablaran español, aunque el acento lo dibujen siempre, en la última sílaba.

























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