Seguido, tiendo a comparar mi vida de ahora con aquella de antes. Esa que el destino dejó a 11000 km de distancia, la que a su vez me acompaña cada día, las que los recuerdos mantienen latiendo varios sentimientos, que se aferran con tanta fuerza que generan pensamientos paralelos.
Pensar que en mi venida a París, el objetivo era tan claro que no había lugar para los miedos. Muy dentro mío y desde muy joven, fui "tejiendo" inconscientemente un destino que no estaba escrito en Argentina pero no podría explicarlo. Sólo recuerdo como en mis viajes en tren de varios minutos, rumbo a mis estudios, soñaba despierta con una vida lejos y como volvía de visita con mis hijos pequeños, hablando en otro idioma pero no pensaba, ni buscaba irme. Pero al final, la vida armaría las piezas del imaginario que inventaba un presente, donde el futuro se encargaría de demostrar que los sueños y la realidad, son dos cosas diferentes.
Así, con dos pies en Francia, una maleta y "un amor" como motivación, me lancé a la conquista del mundo, me sentía fuerte, poderosa, grande como un elefante, dispuesta a aprender el francés en dos días, a no morirme de frío en pleno invierno, a mojarme todos los días bajo la lluvia insistente de París, a olvidarme de sol, a descubrir que podía vivir lejos de los míos y a no llorar con los tropezones de la expatriación.
Mi familia política me facilitó la vida. Mi suegra, fue el remedio a la ignorancia y aprendí casi todo con ella. No fué fácil, bueno nada lo es. Pero prepararme para el cambio, fue importante y yo lo hice durante mi vida y durante los seis meses que preparé mi viaje, antes de dejar todo por amor.
Y me llevó años aprender un nuevo sistema de salud, como rellenar papeles, pagar impuestos, tramitar documentos. Todo empieza con otro idioma pero todo sigue, no termina ahí y se transforma en un aprendizaje de cero y casi de por vida.
Y cuando creí alcanzar la cúspide, llegaría el "después" donde la más difícil de las etapas en el período de aceptación, me tocaría afrontar, "la maternidad" y con mi primer hijo, sentí el dolor de la falta de los míos, lo que sería criarlo lejos, lo que sería intentar y reintentar impartir la cultura que también le pertenecía, entonces no sentí que la lucha sería de por vida, sino que sería eterna. ( Exagerando como tanto me gusta).
Al principio, no sabía cómo hablar español, me costaba tanto, era como remar contra la corriente, durante años había tratado de pegarme a la piel la vida francesa, fingiendo una "R" y otros acentos para tener que volver por amor a la base, a mis raíces que en medio de los escombros pedían a gritos ser reconstruidos. Y me hizo tanto bien, lo necesitaba! Pero aferrada a mis emociones, muchas veces sentí la culpa de prohibirle a mi hijo, lo que también le correspondía por "legado", mi familia argentina.
En fin, creo que ha sido una de las etapas más duras, fue como revivir la expatriación pero esta vez como madre, como volver a asumir lo que hace años, me había parecido una evidencia.
Pero debo decir que me ha servido, algunas cosas necesitan un proceso de maduración y yo he madurado o eso creo.
Y veo que en la evolución de la vida, todo va cambiando, mi objetivo hoy, es transmitirles también de donde vienen, que el español que ya corre por sus venas, sea parte de su vocabulario y que el hecho de ser "bi" ( Bilingüe, bi-cultural, etc) se vuelva, cotidianamente natural.
Pero no lo voy a negar, extraño a Argentina pero mucho más, a su contenido ( Mi familia, mis amigos) pero a pesar de la falta, no veo hoy otro lugar donde criar a mis hijos. Y agradezco, dicho sea de paso, a todo este "maravilloso mundo de internet" que hace que lo más lejos, hasta parezca cerca.
Y ya sabes, una vez madre, las prioridades son otras y el bienestar de ellos, es lo que cuenta.
Es por eso que siento que a pesar de los altibajos, en la vida de una mujer expatriada ( la mía) Francia sigue y seguirá siendo. "a pesar de los apesares", la elección más importante de mi vida.
Así, con dos pies en Francia, una maleta y "un amor" como motivación, me lancé a la conquista del mundo, me sentía fuerte, poderosa, grande como un elefante, dispuesta a aprender el francés en dos días, a no morirme de frío en pleno invierno, a mojarme todos los días bajo la lluvia insistente de París, a olvidarme de sol, a descubrir que podía vivir lejos de los míos y a no llorar con los tropezones de la expatriación.
Mi familia política me facilitó la vida. Mi suegra, fue el remedio a la ignorancia y aprendí casi todo con ella. No fué fácil, bueno nada lo es. Pero prepararme para el cambio, fue importante y yo lo hice durante mi vida y durante los seis meses que preparé mi viaje, antes de dejar todo por amor.
Y me llevó años aprender un nuevo sistema de salud, como rellenar papeles, pagar impuestos, tramitar documentos. Todo empieza con otro idioma pero todo sigue, no termina ahí y se transforma en un aprendizaje de cero y casi de por vida.
Y cuando creí alcanzar la cúspide, llegaría el "después" donde la más difícil de las etapas en el período de aceptación, me tocaría afrontar, "la maternidad" y con mi primer hijo, sentí el dolor de la falta de los míos, lo que sería criarlo lejos, lo que sería intentar y reintentar impartir la cultura que también le pertenecía, entonces no sentí que la lucha sería de por vida, sino que sería eterna. ( Exagerando como tanto me gusta).
Al principio, no sabía cómo hablar español, me costaba tanto, era como remar contra la corriente, durante años había tratado de pegarme a la piel la vida francesa, fingiendo una "R" y otros acentos para tener que volver por amor a la base, a mis raíces que en medio de los escombros pedían a gritos ser reconstruidos. Y me hizo tanto bien, lo necesitaba! Pero aferrada a mis emociones, muchas veces sentí la culpa de prohibirle a mi hijo, lo que también le correspondía por "legado", mi familia argentina.
En fin, creo que ha sido una de las etapas más duras, fue como revivir la expatriación pero esta vez como madre, como volver a asumir lo que hace años, me había parecido una evidencia.
Pero debo decir que me ha servido, algunas cosas necesitan un proceso de maduración y yo he madurado o eso creo.
Y veo que en la evolución de la vida, todo va cambiando, mi objetivo hoy, es transmitirles también de donde vienen, que el español que ya corre por sus venas, sea parte de su vocabulario y que el hecho de ser "bi" ( Bilingüe, bi-cultural, etc) se vuelva, cotidianamente natural.
Pero no lo voy a negar, extraño a Argentina pero mucho más, a su contenido ( Mi familia, mis amigos) pero a pesar de la falta, no veo hoy otro lugar donde criar a mis hijos. Y agradezco, dicho sea de paso, a todo este "maravilloso mundo de internet" que hace que lo más lejos, hasta parezca cerca.
Y ya sabes, una vez madre, las prioridades son otras y el bienestar de ellos, es lo que cuenta.
Es por eso que siento que a pesar de los altibajos, en la vida de una mujer expatriada ( la mía) Francia sigue y seguirá siendo. "a pesar de los apesares", la elección más importante de mi vida.
♥Si tienes una experiencia similar, házmelo saber me encantará conocerla!♥
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Dime algo ♥