Expatriada |
Todo, comenzaría en la panadería. Mis peques y yo esperábamos nuestro turno, detrás de la fila larga de gente, acoplada a la vitrina que exhibía los delicioso "pastelitos", esos vestidos para todos los gustos que destacan tanto, la pastelería francesa y que poseen el encanto necesario para dejar soñando, a cualquier estómago.
Fue un poco antes de nuestro pedido que la conversación de la panadera y una cliente asiática, llamaría mi atención:
Cliente: Quisiera un "Everest", por favor.
Empleada: Un....qué?
Cliente: Un e v e r e s t !
Empleada: Ahhhh usted quiere un Everest y NO un Everest!
Ahora bien, te preguntarás, dónde está la diferencia en lo que has leído, pues déjame decirte que estas en lo cierto...Ninguna!
Mientras la empleada que en frente mío y en en primera plana, le daba un giro de 360 (grados) a la mirada, como agotada del sobre esfuerzo innecesario por entender lo que estaba claro...Porque el mundo y yo habíamos entendido que lo que la dama pedía era un pastel con el mismo nombre pero que evidentemente, no se trataba de la muy conocida montaña pero quedaría aun más claro, que entre la adaptación y el aprendizaje de cada día, la valiosa seguridad en uno mismo, es lo primero que se puede perder, durante la vida lejos de casa, gracias a la gente que apunta con el dedo para hacer notar la diferencia, incluso cuando no hace falta.
Así, revivió "la case depart*" de mis años en pleno aprendizaje "eterno".
Todavía recuerdo el "allez, ma chérie*" , tu puedes! Como cuando se le habla a un pequeño. Cierto, debía aprender todo de cero pero esa etapa, creía haberla superado en el jardín de infantes, cuando uno aprende poco a poco a expresarse.
Pienso que todo eso, me hubiera importado poco si hubiera estado en "modo turista" pero llegada para quedarme, no formar parte del ridículo sería durante un buen tiempo, mi peor pesadilla.
Y al final, de aquel elefante que me había traído a cuestas, dispuesto a arrasar con el idioma, rápidamente de convertiría, en una cucaracha con el temor de ser aplastada por alguna que otra palabra, mal pronunciada.
-Evité mucho tiempo esa misma panadería y jamás pasaba por la misma vereda.
-Elegía donde ir y donde no ir, dos veces.
-Siempre buscaba una, que estuviera vacía y mis pedidos, no iban más allá del pan.
-Me pelee varias veces con el malentendido del "deux* y "de", cuando pedía dos baguettes y me daban una.
-Me sentía, culpable cuando mi "speech"* se olvidaba siempre del por favor cuando nunca me pasaba, en español.
-Evitaba ir después de las 17h, cuando en pleno invierno, el sol se ocultaba temprano para eludir a la confusión de no saber si debía decir, buenas noches o todavía buenas tardes.
Vivía en un mundo de dilemas. Era un poco esa sensación, de querer evitar los tropezones cuando al principio, cualquier expatriado camina con dos pies izquierdos.
Cómo no caerse al principio? Cómo?
Pero me sirvió, al final un día, me di cuenta que dentro de "esos momentos" estaba perdiendo, la seguridad que servía a otros, en bandeja de plata.
Que un día yo fui esa clienta, de la que te hablaba más arriba pero aunque tardé, comprendí que hay que saber esperar porque todo necesita, un proceso hasta en el aprendizaje pero sin dejar, ni perder en el camino, el valor de todo lo que hacemos para adaptarnos a una cultura nueva, a otro idioma y códigos que se parecen pero no tanto pero que todo ese esfuerzo, merece todo nuestro respeto por la importancia que le otorgamos y el empeño desmedido, en el cambio que hemos elegido.
Y al ver mi situación actual, en ese domingo pasado, dentro de una panadería repleta de gente y yo, pidiendo 5 pasteles diferentes y dos baguettes. Me he dicho por dentro...y también por fuera.
Francine...Prueba superada!
Pd: No dejes nunca, la seguridad que te pertenece ni en la panadería, ni en ningún otro lado...
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*Case depart= Punto de partida.
*Allez ma chérie= Vamos querida!
*Deux= Dos.
*Speech= Discurso.
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