En el destino que elegimos o que nos impone la vida, no todo es color de rosa y no todo es gris tampoco. Hay un camino a seguir, descubriendo paso a paso con tropezones y caídas lo que creemos conocido y que no lo es.
Proyectar una vida de a tres se vuelve lo más fácil, concretarlo, vivirlo es simplemente un proceso que se acomoda de a poco con emociones con sentimientos encontrados con espacios vacíos y con otros muy llenos, un constante aprendizaje y una organización que intenta encontrar su lugar muchas veces imposible, sobretodo al principio.
Cuando me quedé embarazada me olvidé o tal vez no quise pensar, que había un después que no todo es evidente y aunque sí crea a medias en el instinto maternal, no todo llega con la cigüeña en un gran saco con todas las respuestas, NO! Ni siquiera viviendo en París.
Vivir con bebe en el vientre durante casi nueve meses, se vuelve una cohabitación de dos seres que no se conocen pero que desde ya se aman con cambios interiores. Una gran mudanza donde todo existe pero desordenado o acomodándose entre hormonas desconcertadas y un físico que no entra en los pantalones, fui aprendiendo a aceptar esos cambios y a vivirlos, poco a poco y plenamente.
Las pocas veces que me animé a imaginar el mañana, fue cuando me dejaba llevar por mis emociones más bonitas y soñaba despierta a mi marido llevando a nuestro peque en el porta bebe o dándole su baño.
El ser madre me sonaba como algo ridículo de aprender, pensé que una mujer nacía sabiendo y no que nacía aprendiendo pero como la vida no te regala experiencias por nada, me dio y me sigue dando una serie de gratas lecciones que aunque muchas duelan, absorbo como una esponja.
Cuando la extensión más hermosa de nuestras vidas vino al mundo, me dejó el sabor amargo de las hormonas en revolución y en caída libre, el deseo de querer saber todo y tener la impresión de no saber nada se peleaban varias veces al día, la auto-presión que ejercía en mí misma por "crear" un niño perfecto, a partir de una madre imperfecta, Sabiendo que no era capaz de responder a muchas de mis dudas y querer hacer todo bien con pequeños huequitos en blanco por aquí y por allá me dejaban pegados a la piel más dudas y más miedos.
Para completar mi YO activo e hiperquinético herencia de mi madre, dejaron las siestas obligadas y que me correspondían por derecho de lado, dejando que el tiempo que poco tenía me agotara, terminando cansada de estar cansada. Porque como un bombero yo y mi YO estábamos listos y preparados en guardia por si mi hijo me necesitaba sin querer perderme un segundo por culpa del sueño, permaneciendo muchas veces desvelada.
Al final, fui aprendiendo como todo que cuando dicen que los 3 primeros meses son los más duros, lo son, cuando dicen que luego todo marcha sobre ruedas bueno eso depende.
Hoy, puedo decir que varios años después todo marcha de otro modo, no por él . Sino por mi porque aprendí a callarme, a decirme que tenía que tomarme el tiempo de pensar, de parar eso de parar, de no querer ser la mujer maravilla cubriendo todos los espacios y dejando huecos por todas partes, aprender a vivir el día con las prioridades y no con lo innecesario.
Disfrutar de cada minuto con mi hijo de la evolución que el tiempo otorga, de sus etapas porque soy capaz ....De recordar, el regalo su primer sonrisa, cuando detesto el chupete y prefirió su dedo pulgar, cuando sus ojos comenzaron a parecerse a los míos, cuando sus dedos de los pies de "arrugaban" como los de su padre, cuando tuvo ese llanto que me rompió el alma en mil pesados con su primera vacuna, cuando me regaló su primera carcajada, cuando tomó su primer osito entre sus pequeñas manos, cuando me "avisó" que era tiempo de cambiar la posición de la silla de su cochecito porque estaba preparado para ver al mundo.
La vida me ha dado el privilegio más hermoso, el lujo más preciado de la vida, un trabajo a tiempo completo pagado con mil caricias por día y algún que otro capricho. Un trabajo que muchas veces pasa por alto que tantos no valoran, que tantos olvidan y si antes como en cada reunión me preguntaban trabajas o estudias y pasaba por rara cuando nos respondía, ninguna, hoy, mañana y siempre con todo mi orgullo, respondería;
La vida me ha dado el privilegio más hermoso, el lujo más preciado de la vida, un trabajo a tiempo completo pagado con mil caricias por día y algún que otro capricho. Un trabajo que muchas veces pasa por alto que tantos no valoran, que tantos olvidan y si antes como en cada reunión me preguntaban trabajas o estudias y pasaba por rara cuando nos respondía, ninguna, hoy, mañana y siempre con todo mi orgullo, respondería;
¿Yo? ¿De profesión?...MADRE.
Puedo asegurar que a pesar de haber estudiado, trabajado y reconvertido profesionalmente NUNCA en mi vidan creí, equivocarme, aprender y descubrirme como persona en un trabajo como este de Mamá a tiempo completo.
PD: Dedicado a mis hijos, evidentemente.
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